domingo, 16 de octubre de 2011

Capítulo 27.

2 meses después
.Isa.
Estaba feliz. Bueno, no muy feliz, pero era más o menos feliz. Estaba saliendo con Bruno. Lo de Álvaro... bueno, eso es un aparte. Lo que ocurrió me dolió muchísimo...
- Isa, ¿quedamos hoy? - dijo Álvaro por teléfono.
- Sí, claro, ¿qué hacemos?
- ¿Vemos una peli en tu casa?
- Me parece una idea genial.
Si en esos momentos hubiera sabido lo que pasaría en realidad...
Salí corriendo de la casa cerrando la puerta de un portazo. Me fui corriendo, sin rumbo. No me puedo creer que Álvaro me haya hecho esto... No ahora, después de todo lo que ha pasado, después de haber venido a Italia... Esto no puede ser verdad.
Dos días después, ya que eso fue un sábado, nos vimos en el instituto y, quería hablar conmigo, ya que durante el fin de semana pasé de él, como de mi hermana.
- Isa, por favor, tienes que creerme.
- ¡No! ¡Álvaro no quiero creerte! ¡Bruno tenía razón! ¡Igual que me hiciste daño una vez, podías hacermelo otra vez! ¿¡Cómo puedes ser así!?
- Pero Isa... fué ella la que me besó...
- ¡No te creo! ¡Además... - no aguanté más las ganas de llorar, empezaron a caer lágrimas por mi mejilla. - ... si no hubieras querido, no le hubieras seguido el royo!
- Pero...
- ¡Estoy harta de peros Álvaro! ¡No quiero saber nada más de ti!
El tiempo me dio la razón. Ahora está con mi hermana, pero desde eso, mi relación con mi hermana ha cambiado. Ella sabe el daño que me hizo, pero le dió igual, ni me pidió perdón ni nada...
- Chicas, ¿qué os pasa? Lleváis un tiempo raras... - dijo papá.
- A mí nada. - dijo Susi.
- ¿Y a ti? - dijo mi padre refiriéndose a mí.
- Pregúntale a ella.
- No me pasa nada. - dijo ella.
- ¿No crees que has hecho algo mal? - le dije yo. Mi padre escuchaba la conversación confuso.
- No, para nada.
- ¡Eres una mentirosa! ¡Una...
- ¡Eh, eh, eh! - intervino mi padre, adelantándose antes de que yo dijera algo que no está bien. - ¿Qué ha pasado para que le digas eso a tu hermana?
- ¡Pregúntaselo a la robanovios!
No me volví a hablar con ella desde entonces. Ni siquiera me volvía con ella del instituto. Al poco tiempo mi hermana y Álvaro empezaron a salir. Y yo los soportaba todos los días en mi casa. Había tensión, mucha tensión, no le hablaba a ninguno.
Bajé de la habitación a por un vaso de agua, ya que no había bajado desde que había llegado Álvaro. No soportaba verlos así. Llegué a la cocina y allí estaba, echando dos vasos de Coca-Cola. No le hablé, le ignoré, pero él me habló.
- Isa...
- Déjalo, Álvaro.
- No quiero que acabemos así...
Respiré hondo, no quería empezar a llorar de nuevo.
- Pues haberlo pensado antes de hacer lo que has hecho.
Y salí de la cocina.
Eso fué al principio de que ellos salieran. Después de eso, no volvimos a cruzar palabra. Al poco tiempo, Bruno me pidió salir.
- Isa, ¿puedo preguntarte algo?
- Pregunta.
- ¿Quieres salir conmigo? Puedo hacerte feliz, lo sabes. Sabes que no te haré lo que él te hizo.
- ¿Me lo prometes?
- Te lo prometo.
- Entonces, sí. - ¿Para qué decirle que no? En el fondo me gustaba, aunque fuera un poco, pero esto tal vez creciera. Además, las cartas con Álvaro ya están echadas.
Con Bruno todo va bien. Mi hermana y Álvaro se juntaban con nuestro grupo, aunque ya no era mi grupo; Bruno y yo dejamos de juntarnos, no queríamos vernos con esos dos.
Ahora mismo me estaba preparando para salir con Bruno a dar un paseo. En realidad, llevaba unos días raro conmigo, pero bueno no pasaba nada. Yo también tenía mis rachas. Me peiné y al poco tiempo llamó al telefonillo. Bajé y fuimos al centro. Nos sentamos en unos bancos, aquellos bancos que me traían tantos recuerdos...
- Oye, se me apetece un helado. - dijo él.
- A mí también...
- ¿Quieres que vaya a comprarlos?
- No, yo te acompaño.
- Anda ya... que no hace falta. - dijo él, sonriendo. - ¿Te lo pido de lo de siempre?
- Vale, aquí te espero. - le dije, y después le dí un corto beso.
Se fue a por los helados mientras yo me quedaba pensando. En realidad, mi amor por Bruno había crecido, aunque sé que una parte de mí sigue queriendo a Álvaro. Pienso en todo lo que hemos vivido, las veces que hemos reído... aún me duele. Por eso sé que en el fondo le sigo queriendo, aunque sea poco... pero creo que siempre será así. Pero ahora mismo estoy con Bruno, y le quiero.
Estuve un rato, pensativa, hasta que me percaté de una cosa: estaba esperando los helados que traería Bruno. ¿Cuánto tiempo lleva para comprar los helados? Iré a buscarlo. Me levanté y fui en dirección a la heladería donde compra siempre los helados cuando, al girar una esquina, me encontré algo que no me esperaba. Ahí estaba él... morreándose con otra, que ni siquiera conocía. ¡Por eso estaba tan raro conmigo! Abrió los ojos y se percató de que yo los estaba viendo. Se separó, le dijo a ella que un momento, y vino a mí, pero yo me dí media vuelta y andé en dirección contraria. Pero me cogió del brazo.
- ¡No me toques! - le dije, zafándome de su mano.
- Isa...
- ¡No, Isa no! ¡Estoy harta de que todos me hagáis lo mismo!
- Pero...
- Bruno... Confiaba en ti... me lo prometiste. Prometiste no hacerme lo mismo que me hizo él.
- Pero, Isa, si sabes que en el fondo sigues queriendo al idiota ese.
Le dí un tortazo.
- Pues, si pensabas eso, hubieras cortado por lo sano, no haciéndome más daño aún.
Y me fuí.

2 años después
.Isa.
G.R.A.D.U.A.D.A. Al fin, había acabado el amargante curso. Mi padre y yo hablamos que si me graduaba con matrícula de honor me dejaría ir a vivir sola. El al principio se opuso, pero al final le convencí. Así que me puse las pilas y estudié a piñón. Me saqué la E.S.O con una matrícula de honor. Y, el trato se cumplió. Yo decidí irme a Francia, en concreto a París, una ciudad preciosa. Acabó de bajar del avión y voy en taxi hacia el que será mi piso durante no sé cuánto tiempo, ya que mi padre me dijo que podría volver cuando quisiera.
Todo este tiempo, me olvidé de chicos y de novios. Decidí centrarme tanto en mis estudios, que me olvidé de todo. Ahora me tocaba disfrutar. Me olvidé de Álvaro y de Bruno, totalmente. Así que aquí estoy, en París, para empezar de cero. Llegué al pisito. Le pagué al taxista y subí. No estaba mal. Era grandecito, y era para mí solita. Empecé a colocar un par de cosas, pero bajé un ratito a la orilla del río. No soy tonta, cogí un pisito al lado del río. Me senté y cerré los ojos. Me relajé totalmente. Cuando abrí los ojos, un chico más o menos de mi edad estaba a mi lado, lo que hizo que me sobresaltara. Era muy guapo.
 - Hola, ¿eres nueva por aquí?
- Sí. Vengo de Italia.
- Guau, Italia, dicen que es muy bonita.
- Y lo es.
- No me he presentado... Me llamo Iván.
- Yo, Isa.
No sé por qué, pero tuve la sensación de que esto iba a ir muy bien.

.FIN.
_________________________________________
Bueno, se acabó.. :')
Terminé con esta historia.
¿Os gustó el final? Espero que sí...
Bueno, el otro blog aún no lo tengo muy avanzado, en cuanto lo tenga os dejo la dirección.
y, daros las gracias a todos mis seguidores. Gracias por seguir este blog y leerlo, es muy importante para mi.
Un beso a todos.


2 comentarios:

  1. No me lo puedo creer!!!!Menudo final!!!Sin palabras!!!Uff!!!Fantástico!!!
    :D
    Siento no haber comentado en las entradas anteriores, pero es que tenía varios problemas con blogger*.*
    Bueno, el final genial. Ahora a esperar tu otra historia(=
    Ya sabes que aquí tienes a una seguidora(L)
    Cuidate mucho.
    Un beso...Any

    ResponderEliminar
  2. ¡Me ha encantado el final! :O! No me puedo creer que Bruno le haya hecho eso después de lo que insistió en salir con ella...
    Besos y que sepas que me estoy leyendo tu otra historia. :D
    Besos. ^^

    ResponderEliminar