Pues eso, aquí os dejó la dirección de mi nuevo blog, escribí el prólogo, espero que os guste. Todavía tengo que cambiar ciertas cosillas, pero creo que no está mal. Un beso a todos.
http://with-love-loqiita.blogspot.com/
lunes, 17 de octubre de 2011
domingo, 16 de octubre de 2011
Capítulo 27.
2 meses después
.Isa.
Estaba feliz. Bueno, no muy feliz, pero era más o menos feliz. Estaba saliendo con Bruno. Lo de Álvaro... bueno, eso es un aparte. Lo que ocurrió me dolió muchísimo...
- Isa, ¿quedamos hoy? - dijo Álvaro por teléfono.
- Sí, claro, ¿qué hacemos?
- ¿Vemos una peli en tu casa?
- Me parece una idea genial.
Si en esos momentos hubiera sabido lo que pasaría en realidad...
Salí corriendo de la casa cerrando la puerta de un portazo. Me fui corriendo, sin rumbo. No me puedo creer que Álvaro me haya hecho esto... No ahora, después de todo lo que ha pasado, después de haber venido a Italia... Esto no puede ser verdad.
Dos días después, ya que eso fue un sábado, nos vimos en el instituto y, quería hablar conmigo, ya que durante el fin de semana pasé de él, como de mi hermana.
- Isa, por favor, tienes que creerme.
- ¡No! ¡Álvaro no quiero creerte! ¡Bruno tenía razón! ¡Igual que me hiciste daño una vez, podías hacermelo otra vez! ¿¡Cómo puedes ser así!?
- Pero Isa... fué ella la que me besó...
- ¡No te creo! ¡Además... - no aguanté más las ganas de llorar, empezaron a caer lágrimas por mi mejilla. - ... si no hubieras querido, no le hubieras seguido el royo!
- Pero...
- ¡Estoy harta de peros Álvaro! ¡No quiero saber nada más de ti!
El tiempo me dio la razón. Ahora está con mi hermana, pero desde eso, mi relación con mi hermana ha cambiado. Ella sabe el daño que me hizo, pero le dió igual, ni me pidió perdón ni nada...
- Chicas, ¿qué os pasa? Lleváis un tiempo raras... - dijo papá.
- A mí nada. - dijo Susi.
- ¿Y a ti? - dijo mi padre refiriéndose a mí.
- Pregúntale a ella.
- No me pasa nada. - dijo ella.
- ¿No crees que has hecho algo mal? - le dije yo. Mi padre escuchaba la conversación confuso.
- No, para nada.
- ¡Eres una mentirosa! ¡Una...
- ¡Eh, eh, eh! - intervino mi padre, adelantándose antes de que yo dijera algo que no está bien. - ¿Qué ha pasado para que le digas eso a tu hermana?
- ¡Pregúntaselo a la robanovios!
No me volví a hablar con ella desde entonces. Ni siquiera me volvía con ella del instituto. Al poco tiempo mi hermana y Álvaro empezaron a salir. Y yo los soportaba todos los días en mi casa. Había tensión, mucha tensión, no le hablaba a ninguno.
Bajé de la habitación a por un vaso de agua, ya que no había bajado desde que había llegado Álvaro. No soportaba verlos así. Llegué a la cocina y allí estaba, echando dos vasos de Coca-Cola. No le hablé, le ignoré, pero él me habló.
- Isa...
- Déjalo, Álvaro.
- No quiero que acabemos así...
Respiré hondo, no quería empezar a llorar de nuevo.
- Pues haberlo pensado antes de hacer lo que has hecho.
Y salí de la cocina.
Eso fué al principio de que ellos salieran. Después de eso, no volvimos a cruzar palabra. Al poco tiempo, Bruno me pidió salir.
- Isa, ¿puedo preguntarte algo?
- Pregunta.
- ¿Quieres salir conmigo? Puedo hacerte feliz, lo sabes. Sabes que no te haré lo que él te hizo.
- ¿Me lo prometes?
- Te lo prometo.
- Entonces, sí. - ¿Para qué decirle que no? En el fondo me gustaba, aunque fuera un poco, pero esto tal vez creciera. Además, las cartas con Álvaro ya están echadas.
Con Bruno todo va bien. Mi hermana y Álvaro se juntaban con nuestro grupo, aunque ya no era mi grupo; Bruno y yo dejamos de juntarnos, no queríamos vernos con esos dos.
Ahora mismo me estaba preparando para salir con Bruno a dar un paseo. En realidad, llevaba unos días raro conmigo, pero bueno no pasaba nada. Yo también tenía mis rachas. Me peiné y al poco tiempo llamó al telefonillo. Bajé y fuimos al centro. Nos sentamos en unos bancos, aquellos bancos que me traían tantos recuerdos...
- Oye, se me apetece un helado. - dijo él.
- A mí también...
- ¿Quieres que vaya a comprarlos?
- No, yo te acompaño.
- Anda ya... que no hace falta. - dijo él, sonriendo. - ¿Te lo pido de lo de siempre?
- Vale, aquí te espero. - le dije, y después le dí un corto beso.
Se fue a por los helados mientras yo me quedaba pensando. En realidad, mi amor por Bruno había crecido, aunque sé que una parte de mí sigue queriendo a Álvaro. Pienso en todo lo que hemos vivido, las veces que hemos reído... aún me duele. Por eso sé que en el fondo le sigo queriendo, aunque sea poco... pero creo que siempre será así. Pero ahora mismo estoy con Bruno, y le quiero.
Estuve un rato, pensativa, hasta que me percaté de una cosa: estaba esperando los helados que traería Bruno. ¿Cuánto tiempo lleva para comprar los helados? Iré a buscarlo. Me levanté y fui en dirección a la heladería donde compra siempre los helados cuando, al girar una esquina, me encontré algo que no me esperaba. Ahí estaba él... morreándose con otra, que ni siquiera conocía. ¡Por eso estaba tan raro conmigo! Abrió los ojos y se percató de que yo los estaba viendo. Se separó, le dijo a ella que un momento, y vino a mí, pero yo me dí media vuelta y andé en dirección contraria. Pero me cogió del brazo.
- ¡No me toques! - le dije, zafándome de su mano.
- Isa...
- ¡No, Isa no! ¡Estoy harta de que todos me hagáis lo mismo!
- Pero...
- Bruno... Confiaba en ti... me lo prometiste. Prometiste no hacerme lo mismo que me hizo él.
- Pero, Isa, si sabes que en el fondo sigues queriendo al idiota ese.
Le dí un tortazo.
- Pues, si pensabas eso, hubieras cortado por lo sano, no haciéndome más daño aún.
Y me fuí.
2 años después
.Isa.
G.R.A.D.U.A.D.A. Al fin, había acabado el amargante curso. Mi padre y yo hablamos que si me graduaba con matrícula de honor me dejaría ir a vivir sola. El al principio se opuso, pero al final le convencí. Así que me puse las pilas y estudié a piñón. Me saqué la E.S.O con una matrícula de honor. Y, el trato se cumplió. Yo decidí irme a Francia, en concreto a París, una ciudad preciosa. Acabó de bajar del avión y voy en taxi hacia el que será mi piso durante no sé cuánto tiempo, ya que mi padre me dijo que podría volver cuando quisiera.
Todo este tiempo, me olvidé de chicos y de novios. Decidí centrarme tanto en mis estudios, que me olvidé de todo. Ahora me tocaba disfrutar. Me olvidé de Álvaro y de Bruno, totalmente. Así que aquí estoy, en París, para empezar de cero. Llegué al pisito. Le pagué al taxista y subí. No estaba mal. Era grandecito, y era para mí solita. Empecé a colocar un par de cosas, pero bajé un ratito a la orilla del río. No soy tonta, cogí un pisito al lado del río. Me senté y cerré los ojos. Me relajé totalmente. Cuando abrí los ojos, un chico más o menos de mi edad estaba a mi lado, lo que hizo que me sobresaltara. Era muy guapo.
- Hola, ¿eres nueva por aquí?
- Sí. Vengo de Italia.
- Guau, Italia, dicen que es muy bonita.
- Y lo es.
- No me he presentado... Me llamo Iván.
- Yo, Isa.
No sé por qué, pero tuve la sensación de que esto iba a ir muy bien.
.FIN.
_________________________________________
Bueno, se acabó.. :')
Terminé con esta historia.
¿Os gustó el final? Espero que sí...
Bueno, el otro blog aún no lo tengo muy avanzado, en cuanto lo tenga os dejo la dirección.
y, daros las gracias a todos mis seguidores. Gracias por seguir este blog y leerlo, es muy importante para mi.
Un beso a todos.
Comunicaciones(:
Hola! Bueno, esto no es un capítulo ni nada, solo quería comunicaros un par de cosillas...
Primera comunicación: Este blog va a acabar pronto. Siento que pocas personas lo leen, no sé, además la inspiración se me está yendo, así que no sé cuántos capítulos le quedarán, pero va a acabar prontito.
Segunda comunicación: Voy a abrir un nuevo blog. Va a ser otra historia. Quiero empezar de cero, así que haré una página nueva y demás, pero este blog no lo cerraré, lo dejaré abierto para que la gente lo pueda leer.
Bueno, eso es todo, puede que ahora suba un capítulo y el nuevo blog lo abriré pronto, ya tengo la idea y todo.
Un beso.
Primera comunicación: Este blog va a acabar pronto. Siento que pocas personas lo leen, no sé, además la inspiración se me está yendo, así que no sé cuántos capítulos le quedarán, pero va a acabar prontito.
Segunda comunicación: Voy a abrir un nuevo blog. Va a ser otra historia. Quiero empezar de cero, así que haré una página nueva y demás, pero este blog no lo cerraré, lo dejaré abierto para que la gente lo pueda leer.
Bueno, eso es todo, puede que ahora suba un capítulo y el nuevo blog lo abriré pronto, ya tengo la idea y todo.
Un beso.
viernes, 14 de octubre de 2011
Capítulo 26.
.Isa.
Esa frase retumbó en mi cabeza. ¿Quieres volver a salir conmigo? Aún no me creía lo que oía... Sí, Álvaro, claro que quiero volver a salir contigo. Alto ahí. ¿De verdad debería decirle que sí? ¿Y si acabamos mal? ¿Cómo vais a acabar mal? Todo iba perfecto, hasta que llegó Javi, pero en Italia no está Javi, ¿Recuerdas? Es verdad. Le diré que sí.
- Sí.
- ¿Si? - dijo él, sonriendo e incrédulo.
- Sí, ¿no?
- No, sí, sí.
- Me estás liando. - dije divertida, mientras se me escapaba una risa.
Acto seguido me besa. Y a ese beso le sigue otro. Y otro, y otro... No sé cuántas veces estuvimos así. Solo sé que necesitaba sus labios, sus cálidos y tiernos labios. Me separo, con la respiración un poco entrecortada, y digo:
- Se me está haciendo tarde...
- Es verdad. - dijo cuando se dio cuenta de que ya había entrado la noche.
- ¿Vamos?
- ¿A dónde?
- A mi casa.
- Ah, vale.
- Por cierto, ¿dónde está tu maleta?
- Está en el hotel.
- ¿Y qué hace en el hotel?
- Porque voy a vivir allí. - dijo extrañado, no esperaba esa pregunta.
- ¡Já! Vas a vivir en mi casa, como en los viejos tiempos. - y le guiñé un ojo.
- Pero, si ni siquiera vas a saber cuánto tiempo voy a estar aquí...
- ¿Y? Te quedas y punto. No pienso dejar que te gastes dinero en un hotel viviendo yo aquí.
- Pero no conozco a tu padre...
- ¿Y qué pasa? Además, mi madre llegó hoy.
- ¿Ah, si?
- Sí, pero solo uno o dos días. Tiene que trabajar, y mi padre y ella no se llevan muy bien...
- Ah, lo entiendo.
- Y, bueno, ¿cuánto tiempo te quedas?
- El que tu estés aquí.
Me quedé paralizada. ¿Mientras yo esté aquí, él va a estar conmigo? Aún no me lo puedo creer.
Empezamos a andar hacia mi casa. Llegamos y estaban todos, qué suerte... Mi padre, mi madre y mi hermana, allí preguntando cosas de cualquier tipo sobre Álvaro... Me ponen enferma.
.Susi (hermana).
Dios, qué bueno está ese español... Ese tal Álvaro... ¿¡Pero qué estás pensando, Susi!? No, no puedes pensar así, es el novio de tu hermana, y además tú tienes novio. Claro que tengo novio, y le quiero muchísimo. Pues ya está, quítate al español de la cabeza y céntrate en Damián...
.Bruno.
No me lo puedo creer... Ha vuelto, ese español a vuelto... Maldito destino. ¿Por qué tuvo que venir justo hoy? Justo hoy, que las cosas podrían cambiar... Si ese tal Álvaro me hubiera dado un poco más de tiempo podría estar ahora feliz, con Isa, y no como estoy ahora, sin ella... Él ya había sido feliz con ella, ¿por qué no me dejaba ser feliz ahora a mí? Él perdió su oportunidad...
Pero algo está claro, y eso es que voy a luchar por ella. Me da igual que esté con Álvaro, voy a luchar por ella, porque llevo desde que la conozco callándome lo que la quiero desde el primer día que la vi, pero ya no, ya se acabó... Esto no ha hecho más que empezar.
Sábado, al fin. Esta noche no dormí muy bien, mejor dicho, apenas dormí. Estuve pensando en algo para que Isa cambiara de opinión, pero no se me ocurrió nada. Después de todo lo que me contó de él, no creo que tenga muchas posibilidades... Solo puedo hacer una cosa: contarle la verdad. Contarle que la quiero. Y decirle que él ya le ha hecho sufrir, y que la podría hacer sufrir otra vez. Eso haré. Es eso o nada. Y a partir de ahí se me ocurrirá algo mejor. Algún día saldré con Isa, sea como sea.
___________________________________________________________________________________
Siento que el capítulo sea tan corto, pero es que apenas tengo tiempo de escribir ahora...
Lo de (hermana) era para aclararlo, ya que como la madre se llama igual, pues digo... por si acaso x)
Espero que, aunque sea corto, les haya gustado.
Intentaré escribir lo antes posible y, por favor, comenten, los comentarios son muy importantes para mí...
Besos.
Esa frase retumbó en mi cabeza. ¿Quieres volver a salir conmigo? Aún no me creía lo que oía... Sí, Álvaro, claro que quiero volver a salir contigo. Alto ahí. ¿De verdad debería decirle que sí? ¿Y si acabamos mal? ¿Cómo vais a acabar mal? Todo iba perfecto, hasta que llegó Javi, pero en Italia no está Javi, ¿Recuerdas? Es verdad. Le diré que sí.
- Sí.
- ¿Si? - dijo él, sonriendo e incrédulo.
- Sí, ¿no?
- No, sí, sí.
- Me estás liando. - dije divertida, mientras se me escapaba una risa.
Acto seguido me besa. Y a ese beso le sigue otro. Y otro, y otro... No sé cuántas veces estuvimos así. Solo sé que necesitaba sus labios, sus cálidos y tiernos labios. Me separo, con la respiración un poco entrecortada, y digo:
- Se me está haciendo tarde...
- Es verdad. - dijo cuando se dio cuenta de que ya había entrado la noche.
- ¿Vamos?
- ¿A dónde?
- A mi casa.
- Ah, vale.
- Por cierto, ¿dónde está tu maleta?
- Está en el hotel.
- ¿Y qué hace en el hotel?
- Porque voy a vivir allí. - dijo extrañado, no esperaba esa pregunta.
- ¡Já! Vas a vivir en mi casa, como en los viejos tiempos. - y le guiñé un ojo.
- Pero, si ni siquiera vas a saber cuánto tiempo voy a estar aquí...
- ¿Y? Te quedas y punto. No pienso dejar que te gastes dinero en un hotel viviendo yo aquí.
- Pero no conozco a tu padre...
- ¿Y qué pasa? Además, mi madre llegó hoy.
- ¿Ah, si?
- Sí, pero solo uno o dos días. Tiene que trabajar, y mi padre y ella no se llevan muy bien...
- Ah, lo entiendo.
- Y, bueno, ¿cuánto tiempo te quedas?
- El que tu estés aquí.
Me quedé paralizada. ¿Mientras yo esté aquí, él va a estar conmigo? Aún no me lo puedo creer.
Empezamos a andar hacia mi casa. Llegamos y estaban todos, qué suerte... Mi padre, mi madre y mi hermana, allí preguntando cosas de cualquier tipo sobre Álvaro... Me ponen enferma.
.Susi (hermana).
Dios, qué bueno está ese español... Ese tal Álvaro... ¿¡Pero qué estás pensando, Susi!? No, no puedes pensar así, es el novio de tu hermana, y además tú tienes novio. Claro que tengo novio, y le quiero muchísimo. Pues ya está, quítate al español de la cabeza y céntrate en Damián...
.Bruno.
No me lo puedo creer... Ha vuelto, ese español a vuelto... Maldito destino. ¿Por qué tuvo que venir justo hoy? Justo hoy, que las cosas podrían cambiar... Si ese tal Álvaro me hubiera dado un poco más de tiempo podría estar ahora feliz, con Isa, y no como estoy ahora, sin ella... Él ya había sido feliz con ella, ¿por qué no me dejaba ser feliz ahora a mí? Él perdió su oportunidad...
Pero algo está claro, y eso es que voy a luchar por ella. Me da igual que esté con Álvaro, voy a luchar por ella, porque llevo desde que la conozco callándome lo que la quiero desde el primer día que la vi, pero ya no, ya se acabó... Esto no ha hecho más que empezar.
Sábado, al fin. Esta noche no dormí muy bien, mejor dicho, apenas dormí. Estuve pensando en algo para que Isa cambiara de opinión, pero no se me ocurrió nada. Después de todo lo que me contó de él, no creo que tenga muchas posibilidades... Solo puedo hacer una cosa: contarle la verdad. Contarle que la quiero. Y decirle que él ya le ha hecho sufrir, y que la podría hacer sufrir otra vez. Eso haré. Es eso o nada. Y a partir de ahí se me ocurrirá algo mejor. Algún día saldré con Isa, sea como sea.
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Siento que el capítulo sea tan corto, pero es que apenas tengo tiempo de escribir ahora...
Lo de (hermana) era para aclararlo, ya que como la madre se llama igual, pues digo... por si acaso x)
Espero que, aunque sea corto, les haya gustado.
Intentaré escribir lo antes posible y, por favor, comenten, los comentarios son muy importantes para mí...
Besos.
jueves, 6 de octubre de 2011
Capítulo 25.
.Bruno.
Está todo tan borroso... Pestañeo un par de veces y empiezo a ver mejor. Hay un hombre acuclillado al lado mía. Se da cuenta de que me estoy despertando y dice:
- Eh, chico, al fin despiertas.
Miro extrañado al señor. No lo conozco. Empiezo a ver un poco mejor. Estoy en la calle. No recuerdo nada... odio que me pase eso... siempre me pasa cuando me dan una paliza... ¡Ya recuerdo!
- O si no, ¿qué? ¿Me vas a pegar?
Ahora empiezo a recordar. Miro a mi alrededor. Isa. ¿Dónde está? Joder, siempre me sale todo mal. Nunca quedamos solos, bueno, puede que alguna que otra vez, pero esta vez, esta... iba a ser la definitiva... le iba a pedir salir. Y le va todo a la mierda por culpa de un capullo que no sé ni quién es.
Empiezo a levantarme, pero me duele todo demasiado. Aguanto y me levanto, poniendo muecas de dolor, mientras el hombre dice:
- ¿Estás bien?
- Sí. - mentí.
- ¿Qué ha pasado, chico?
- No lo recuerdo muy bien... - empiezo a mirar alrededor. Por el suelo encuentro mi móvil bueno, si a eso que queda de él se le puede llamar móvil. Se debió haber roto al caerme. Pero no encuentro lo que busco.
- ¿Qué pasa?
- Ah, nada... - en ese momento se me ocurre preguntarle a él. - ¿Ha visto usted a una chica con el pelo castaño, un poco más baja que yo?
- Mm... ¿la que iba contigo?
- Exacto.
- Ah, pues... se fue con un chico.
No. Se la había llevado. No, no, no, no. ¿Y ahora dónde está? ¿Qué le estará haciendo ese desgraciado?
.Isa.
¿Cuánto tiempo llevábamos corriendo? Dios, no, otra vez esa sensación no. ¿¡Pero no lo había superado ya!? Paramos, al fin. Pero no suelta mi mano. ¿Por qué no la suelta? ¡Sueltala! ¿Que la suelte? Ya, claro, como si fuera eso lo que quieres... Sh, calla. Además, Bruno no está tan mal, pero no sé si querrá algo conmigo... ¡Bruno! ¿Dónde estará?
- Hola. - dijo él.
¿¡Hola!? ¡Llevamos no sé cuánto tiempo corriendo y dice "Hola"! No sé si reirme o llorar.
- ¿Hola?
- Sí, hola.
- ¿¡Hola!? ¿¡Ahora dices hola!? - silencio. Ya que él no habla, hablaré yo. - ¿Qué haces aquí? ¡Esto es Italia! ¿¡Cómo es que estás aquí!? Espera, no, esto es una pesadilla. Tiene que ser eso. Es demasiado. Es una pesadilla. Me despertaré.
- ¿Una pesadilla? - dice apenado. - ¿Tan poco te gusta volver a verme?
Me quedo callada. Ahí me ha dado. No sé qué decir.
- Bueno, el silencio otorga. - dijo serio. - Me voy. Compraré otro billete de avión, y volveré a España, igual que vine, solo.
- ¿So... solo? - dije, dudosa, no sabía qué decir. ¿En serio vino solo simplemente para verme?
- Sí, y todo por verte a ti, porque necesitaba volver a verte, escucharte... Pero no ha servido de nada. ¡Una pesadilla! Hubiera sido mejor que no hubiera venido... Entonces sí que hubiera sido una pesadilla. ¡Ni si quiera me das las gracias por haberte llevado de ahí! Adiós Isa.
Se da media vuelta y se va.
- ¡Álvaro! - grito, pero sigue andando, no me hace caso. - ¡Álvaro! - pero sigue andando. Empiezo a correr, ya que va andando rápido y a paso decidido. Consigo acercarme lo justo para aguantarle de esa camisa que lleva. Se la regalé yo... - ¡Álvaro! ¡Para! - entonces se paró en seco. - Mírame, ¿no? - le dije, a lo que él se dio la vuelta.
Le miré un rato a los ojos. No podía, no así. Lo tenía delante, tenía tantas ganas de abrazarle. No, Isa, no. No quieres abrazarle, ya no sientes nada por él. ¿Y entonces por qué se te están saltando las lágrimas? No se me están saltando las lágrimas... Vale, puede... Quiero abrazarlo... No puedo. ¿Por qué? Hace tres meses que no le veo. A saber cómo reacciona. Oh, vamos, ¿crees que si no quisiera estaría ahora mismo ahí, en Italia? No lo sé... Me rindo. Me abrazo a él y empiezo a llorar. Él corresponde mi abrazo. ¿Pero qué me pasa? ¿Por qué lloro? Puede que sea por todo lo de hoy. Pero más que nada por él. ¿Por qué por él? Lo había olvidado. Sí, lo había olvidado, y tiene que seguir así. Me separo y me siento en un banco. Él me mira extrañado. Se sienta a mi lado.
- Gracias. - dije en apenas un susurro.
Él sonrió.
- Denada. - dijo.
Estuvimos un rato en silencio, no sé cuánto tiempo.
- ¿Qué haces aquí? - dije más relajada que la vez anterior.
- He venido a ver al amor de mi vida.
¿Eso era por mí? ¿Qué le digo? La verdad, que le quieres. No le quiero. Sí le quieres. ¡Que no!
- Pero al parecer ella no se alegra tanto de verme como yo a ella.
- ¡Yo si me alegro de verte!
- Pues no lo parece.
- ¿Cómo que no lo parece? ¿Qué tengo que hacer para que lo parezca? - dije irónica.
- Dame un beso. - dijo sonriendo pícaramente.
- ¿Qué? - dije, incrédula.
- Que me des un beso.
- ¿Por qué debería hacerlo?
- Si realmente te alegras de volver a verme, dame un beso. - lo miro levantando una ceja. Él ríe, adoro su risa. - Venga, Isa, no es tan difícil.
- Pero que me alegre de verte no significa que...
Me interrumpe. Con nada más ni nada menos que un beso. Cuánto añoraba esto. ¿¡Pero qué estoy diciendo!? Isa, ¡no! ¿No has aprendido del pasado? A quién quiero engañar, mi corazón es más fuerte que mi mente. Me dejo llevar. Me rodea la cintura y me acerca lo más posible a él. Con la otra mano me apreta por la nuca contra él. Abro los ojos y veo algo que hace que una pequeña parte de mí, se rompa.
.Bruno.
Voy andando, sin rumbo. Buscándola. No la encuentro. Ya no sé por dónde buscar. ¡Seguro que la tiene ese asqueroso! No quiero saber lo que le habrá hecho. Sigo andando, mirando al suelo. De repente, subo la vista, y ahí veo algo que me rompe el alma. Una pequeña lágrima cae por mi mejilla. Ese no es el asqueroso... ¿entonces quién es? ¿Y por qué la está besando? Ella abre los ojos y me ve. Me doy media vuelta y me voy, con los ojos llorosos, aguantando las ganas de llorar, que no durarán mucho sin caer.
- ¡Bruno! - escuché a lo lejos.
¿Por qué ahora? ¿Por qué justo hoy? ¡Me siento como un estúpido! ¡Y pensaba que podría tener posibilidades con ella! ¡Soy un completo estúpido!
- ¡Bruno! - volví a escuchar, esta vez más cerca. - ¡Bruno, para, por favor!
¿Para qué parar? ¿Qué quiere que haga? ¿Qué quiere decirme? ¿Quiere seguir jugando conmigo?
- ¡Bruno! - esta vez la noté a apenas un metro de mí. Me rindo, y paro.
- Bruno, deja que te...
- No, no hay nada que explicar.
- Pero...
- No hay nada que explicar, pero llevo no sé cuánto tiempo buscándote, desesperado, pensando que te habías ido con el asqueroso ese, y llego y, ¡fíjate lo que me encuentro! ¡A ti, morreándote con otro, a quién ni si quiera conozco! - hago una pausa. - Y lo mejor de todo, no lo sabes.
- ¿Qué es lo que no sé?
- Isa, te quiero.
Silencio. No sabe qué decir. Me siento en un banco y se sienta a mi lado.Veo al otro mirándonos a lo lejos, pero no se acerca. Mejor, él no pinta nada aquí.
- ¿Cómo estás? - dijo ella.
- ¿¡Qué cómo estoy!?
- Por lo del empujón y eso...
- Ah... Pues ahí estoy.
- Espero que te mejores... - dijo, y después esbozó una pequeña sonrisa, no lo suficiente para animarme.
- ¿Quién es ese? - dije. Ya no podía aguantar más las ganas de preguntar.
- Ese es Álvaro...
Ah, ahora entiendo todo. Álvaro, el de España, ¿qué hace ese aquí?
- ¿Y qué hace aquí?
- Ha venido a verme...
- Ah, vaya... - miro el reloj. - Bueno, es tarde, debería volver a casa. - mentí. Era de noche, sí, pero podría llegar más tarde. - ¿Te acompaño o te acompaña él?
- Vuelvo con él si eso...
- Bueno, vale. - me levanté. - Adiós, Isa. Ya hablaremos.
- Adiós, Bruno. - dijo ella, y se levantó.
Yo fui hacia mi casa y ella en dirección contraria, hacia Álvaro.
.Isa.
Siempre. Siempre igual. ¡Toda mi vida es todo el rato igual! Cuando todo empieza a ir bien, algo destruye el plan. Llego hacia dónde está Álvaro.
- ¿Va todo bien? - pregunta él.
- No demasiado...
- ¿Qué ha pasado?
- Pues no sé, la verdad...
- ¿Quién era ese?
- Bruno. Es mi mejor amigo...
- ¿Y qué ha pasado?
- Bueno... se acaba de declarar.
- ¿Por eso se había puesto así?
- Sí... pero yo me acabo de enterar...
- Y eso... te afecta mucho, ¿verdad?
- Sí...
- ¿Le quieres?
Eso pensaba antes de que llegaras aquí.
- No de esa forma. Pero no quiero perderle. Es mi mejor amigo, Álvaro. Él me ayudó cuándo llegué, cuando me fui de España, cuando tu y yo... ya sabes.
-Sí, lo sé y te entiendo. Espero que arregléis las cosas.
Nos callamos. Un buen rato. Hasta que dijo:
- Isa, quería preguntarte algo.
- Dime.
- ¿Quieres volver a salir conmigo?
___________________________________________________________________________________
Buenas!(:
Aquí les dejo el capítulo 25.
Os gustó? Espero que sí;)
Muchos besos, intentaré publicar pronto.
Está todo tan borroso... Pestañeo un par de veces y empiezo a ver mejor. Hay un hombre acuclillado al lado mía. Se da cuenta de que me estoy despertando y dice:
- Eh, chico, al fin despiertas.
Miro extrañado al señor. No lo conozco. Empiezo a ver un poco mejor. Estoy en la calle. No recuerdo nada... odio que me pase eso... siempre me pasa cuando me dan una paliza... ¡Ya recuerdo!
- Vaya, qué monada de chica, ¿cómo te
llamas?
- Déjála.- O si no, ¿qué? ¿Me vas a pegar?
Ahora empiezo a recordar. Miro a mi alrededor. Isa. ¿Dónde está? Joder, siempre me sale todo mal. Nunca quedamos solos, bueno, puede que alguna que otra vez, pero esta vez, esta... iba a ser la definitiva... le iba a pedir salir. Y le va todo a la mierda por culpa de un capullo que no sé ni quién es.
Empiezo a levantarme, pero me duele todo demasiado. Aguanto y me levanto, poniendo muecas de dolor, mientras el hombre dice:
- ¿Estás bien?
- Sí. - mentí.
- ¿Qué ha pasado, chico?
- No lo recuerdo muy bien... - empiezo a mirar alrededor. Por el suelo encuentro mi móvil bueno, si a eso que queda de él se le puede llamar móvil. Se debió haber roto al caerme. Pero no encuentro lo que busco.
- ¿Qué pasa?
- Ah, nada... - en ese momento se me ocurre preguntarle a él. - ¿Ha visto usted a una chica con el pelo castaño, un poco más baja que yo?
- Mm... ¿la que iba contigo?
- Exacto.
- Ah, pues... se fue con un chico.
No. Se la había llevado. No, no, no, no. ¿Y ahora dónde está? ¿Qué le estará haciendo ese desgraciado?
.Isa.
¿Cuánto tiempo llevábamos corriendo? Dios, no, otra vez esa sensación no. ¿¡Pero no lo había superado ya!? Paramos, al fin. Pero no suelta mi mano. ¿Por qué no la suelta? ¡Sueltala! ¿Que la suelte? Ya, claro, como si fuera eso lo que quieres... Sh, calla. Además, Bruno no está tan mal, pero no sé si querrá algo conmigo... ¡Bruno! ¿Dónde estará?
- Hola. - dijo él.
¿¡Hola!? ¡Llevamos no sé cuánto tiempo corriendo y dice "Hola"! No sé si reirme o llorar.
- ¿Hola?
- Sí, hola.
- ¿¡Hola!? ¿¡Ahora dices hola!? - silencio. Ya que él no habla, hablaré yo. - ¿Qué haces aquí? ¡Esto es Italia! ¿¡Cómo es que estás aquí!? Espera, no, esto es una pesadilla. Tiene que ser eso. Es demasiado. Es una pesadilla. Me despertaré.
- ¿Una pesadilla? - dice apenado. - ¿Tan poco te gusta volver a verme?
Me quedo callada. Ahí me ha dado. No sé qué decir.
- Bueno, el silencio otorga. - dijo serio. - Me voy. Compraré otro billete de avión, y volveré a España, igual que vine, solo.
- ¿So... solo? - dije, dudosa, no sabía qué decir. ¿En serio vino solo simplemente para verme?
- Sí, y todo por verte a ti, porque necesitaba volver a verte, escucharte... Pero no ha servido de nada. ¡Una pesadilla! Hubiera sido mejor que no hubiera venido... Entonces sí que hubiera sido una pesadilla. ¡Ni si quiera me das las gracias por haberte llevado de ahí! Adiós Isa.
Se da media vuelta y se va.
- ¡Álvaro! - grito, pero sigue andando, no me hace caso. - ¡Álvaro! - pero sigue andando. Empiezo a correr, ya que va andando rápido y a paso decidido. Consigo acercarme lo justo para aguantarle de esa camisa que lleva. Se la regalé yo... - ¡Álvaro! ¡Para! - entonces se paró en seco. - Mírame, ¿no? - le dije, a lo que él se dio la vuelta.
Le miré un rato a los ojos. No podía, no así. Lo tenía delante, tenía tantas ganas de abrazarle. No, Isa, no. No quieres abrazarle, ya no sientes nada por él. ¿Y entonces por qué se te están saltando las lágrimas? No se me están saltando las lágrimas... Vale, puede... Quiero abrazarlo... No puedo. ¿Por qué? Hace tres meses que no le veo. A saber cómo reacciona. Oh, vamos, ¿crees que si no quisiera estaría ahora mismo ahí, en Italia? No lo sé... Me rindo. Me abrazo a él y empiezo a llorar. Él corresponde mi abrazo. ¿Pero qué me pasa? ¿Por qué lloro? Puede que sea por todo lo de hoy. Pero más que nada por él. ¿Por qué por él? Lo había olvidado. Sí, lo había olvidado, y tiene que seguir así. Me separo y me siento en un banco. Él me mira extrañado. Se sienta a mi lado.
- Gracias. - dije en apenas un susurro.
Él sonrió.
- Denada. - dijo.
Estuvimos un rato en silencio, no sé cuánto tiempo.
- ¿Qué haces aquí? - dije más relajada que la vez anterior.
- He venido a ver al amor de mi vida.
¿Eso era por mí? ¿Qué le digo? La verdad, que le quieres. No le quiero. Sí le quieres. ¡Que no!
- Pero al parecer ella no se alegra tanto de verme como yo a ella.
- ¡Yo si me alegro de verte!
- Pues no lo parece.
- ¿Cómo que no lo parece? ¿Qué tengo que hacer para que lo parezca? - dije irónica.
- Dame un beso. - dijo sonriendo pícaramente.
- ¿Qué? - dije, incrédula.
- Que me des un beso.
- ¿Por qué debería hacerlo?
- Si realmente te alegras de volver a verme, dame un beso. - lo miro levantando una ceja. Él ríe, adoro su risa. - Venga, Isa, no es tan difícil.
- Pero que me alegre de verte no significa que...
Me interrumpe. Con nada más ni nada menos que un beso. Cuánto añoraba esto. ¿¡Pero qué estoy diciendo!? Isa, ¡no! ¿No has aprendido del pasado? A quién quiero engañar, mi corazón es más fuerte que mi mente. Me dejo llevar. Me rodea la cintura y me acerca lo más posible a él. Con la otra mano me apreta por la nuca contra él. Abro los ojos y veo algo que hace que una pequeña parte de mí, se rompa.
.Bruno.
Voy andando, sin rumbo. Buscándola. No la encuentro. Ya no sé por dónde buscar. ¡Seguro que la tiene ese asqueroso! No quiero saber lo que le habrá hecho. Sigo andando, mirando al suelo. De repente, subo la vista, y ahí veo algo que me rompe el alma. Una pequeña lágrima cae por mi mejilla. Ese no es el asqueroso... ¿entonces quién es? ¿Y por qué la está besando? Ella abre los ojos y me ve. Me doy media vuelta y me voy, con los ojos llorosos, aguantando las ganas de llorar, que no durarán mucho sin caer.
- ¡Bruno! - escuché a lo lejos.
¿Por qué ahora? ¿Por qué justo hoy? ¡Me siento como un estúpido! ¡Y pensaba que podría tener posibilidades con ella! ¡Soy un completo estúpido!
- ¡Bruno! - volví a escuchar, esta vez más cerca. - ¡Bruno, para, por favor!
¿Para qué parar? ¿Qué quiere que haga? ¿Qué quiere decirme? ¿Quiere seguir jugando conmigo?
- ¡Bruno! - esta vez la noté a apenas un metro de mí. Me rindo, y paro.
- Bruno, deja que te...
- No, no hay nada que explicar.
- Pero...
- No hay nada que explicar, pero llevo no sé cuánto tiempo buscándote, desesperado, pensando que te habías ido con el asqueroso ese, y llego y, ¡fíjate lo que me encuentro! ¡A ti, morreándote con otro, a quién ni si quiera conozco! - hago una pausa. - Y lo mejor de todo, no lo sabes.
- ¿Qué es lo que no sé?
- Isa, te quiero.
Silencio. No sabe qué decir. Me siento en un banco y se sienta a mi lado.Veo al otro mirándonos a lo lejos, pero no se acerca. Mejor, él no pinta nada aquí.
- ¿Cómo estás? - dijo ella.
- ¿¡Qué cómo estoy!?
- Por lo del empujón y eso...
- Ah... Pues ahí estoy.
- Espero que te mejores... - dijo, y después esbozó una pequeña sonrisa, no lo suficiente para animarme.
- ¿Quién es ese? - dije. Ya no podía aguantar más las ganas de preguntar.
- Ese es Álvaro...
Ah, ahora entiendo todo. Álvaro, el de España, ¿qué hace ese aquí?
- ¿Y qué hace aquí?
- Ha venido a verme...
- Ah, vaya... - miro el reloj. - Bueno, es tarde, debería volver a casa. - mentí. Era de noche, sí, pero podría llegar más tarde. - ¿Te acompaño o te acompaña él?
- Vuelvo con él si eso...
- Bueno, vale. - me levanté. - Adiós, Isa. Ya hablaremos.
- Adiós, Bruno. - dijo ella, y se levantó.
Yo fui hacia mi casa y ella en dirección contraria, hacia Álvaro.
.Isa.
Siempre. Siempre igual. ¡Toda mi vida es todo el rato igual! Cuando todo empieza a ir bien, algo destruye el plan. Llego hacia dónde está Álvaro.
- ¿Va todo bien? - pregunta él.
- No demasiado...
- ¿Qué ha pasado?
- Pues no sé, la verdad...
- ¿Quién era ese?
- Bruno. Es mi mejor amigo...
- ¿Y qué ha pasado?
- Bueno... se acaba de declarar.
- ¿Por eso se había puesto así?
- Sí... pero yo me acabo de enterar...
- Y eso... te afecta mucho, ¿verdad?
- Sí...
- ¿Le quieres?
Eso pensaba antes de que llegaras aquí.
- No de esa forma. Pero no quiero perderle. Es mi mejor amigo, Álvaro. Él me ayudó cuándo llegué, cuando me fui de España, cuando tu y yo... ya sabes.
-Sí, lo sé y te entiendo. Espero que arregléis las cosas.
Nos callamos. Un buen rato. Hasta que dijo:
- Isa, quería preguntarte algo.
- Dime.
- ¿Quieres volver a salir conmigo?
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Buenas!(:
Aquí les dejo el capítulo 25.
Os gustó? Espero que sí;)
Muchos besos, intentaré publicar pronto.
martes, 4 de octubre de 2011
Capítulo 24.
Un día antes
.Álvaro.
Estos últimos tres meses mi vida ha ido fatal. Cuando Isa se fue, una parte de mí se fue con ella, por no decir todo mi ser. Siempre estoy ausente, ya no sé qué hacer para poder contactar con ella, poder oír su voz, escuchar su risa, aquella que hace tanto que no escucho por culpa de ese Javi... Ese es otro del que no sé nada, pero a mí ese no me importa. Solo me importa ella, su forma de ser, su voz, y el cómo era yo cuando estaba con ella. Sus labios, su amor, sus "te quiero" que me ponían tan feliz, los extraño tanto... Aquel beso, aquel último beso, el beso de despedida... No puedo más.
Hoy, a las dos del mediodía estoy aquí, en mi casa, ya que esta semana no tengo instituto porque es fiesta. Decido conectarme al tuenti. Siempre busco a Isa en el chat, aunque luego me acuerdo de que ya no la tengo agregada. Entonces, simplemente para ver su foto, la busco y ahí está. En su principal sale ella sola, una foto en blanco y negro pero en la que se puede apreciar el color de su camiseta favorita, la que tiene la bandera de Reino Unido.
Entonces miro la poca información del usuario y entonces lo veo. Veo las posibilidades que tengo para verla.Veo la ciudad en la que vive y dónde estudia pero, por desgracia, su piso no, aunque eso ya podría investigar y... Espera espera espera, Álvaro. ¿Hasta dónde quieres llegar? ¡Es una locura! Sí, lo sé, pero es la única manera de volver a verla... ¿Y qué dirá mamá? Pues no sé, pero supongo que de una forma u otra, la acabaré convenciendo. No te dejará viajar solo. Sí me dejará si le dijese que ya no hay marcha atrás... Además, ella me toma por alguien responsable, se fía de mí... Claro, ¿para ir solo a Italia también? Sí, sí, pero ahora no puedo perder el tiempo. Tengo que sacar el billete ya, para poder llegar cuanto antes a Italia.
Apunto los datos necesarios, cierro el tuenti, y saco el billete de avión. Conecto la impresora al portátil y se imprime el billete. Pone que el vuelo despegará esta noche y que llegará mañana por la mañana. Ya no hay marcha atrás. Iré a Italia y volveré a tener a Isa, sea como sea, porque la quiero.
.Isa.
- ¡Mamá! - grito antes de abrazarla fuertemente.
- Cariño, ¿cómo estás?
No contesté. Estaba totalmente abrazada a ella, disfrutando después de esos tres meses sin verla.
- Hija, me puedes soltar ya, ¿eh? Voy a estar una semana contigo.
Entonces la suelto.
- ¿Una semana? ¡Genial!
- ¿Puedo pasar?
- Claro que sí, mamá.
Pasó y, en ese instante, bajó mi hermana, que se quedó paralizada al pie de la escalera, aunque no me extrañaba; ¿cuánto hace que no se ven? Demasiados años...
- ¿Mamá? - preguntó dudosa, a lo que mi madre sonrió. Fue entonces cuando mi hermana se abalanzó todavía y por poco no la tiraba al suelo. - ¡Mamá! - esto último lo dijo gritando, y casi llorando.
Estuvieron un largo rato abrazadas, hasta que se soltaron. Luego charlaron un rato y se pusieron al día. Yo no me metí en la conversación, es más, fui a mi habitación. Creo que después de tantos años, merecen estar a solas un rato. Subí a mi cuarto y llamé a Bruno. Espero que todavía esté en su casa.
- ¿Si? - contestaron al otro lado de la línea.
- ¿Bruno?
- Dime, Isa. Ahora mismo salía a por ti...
- De eso quería hablarte. Resulta que acaba de llegar mi madre, y creo que debería estar con ella y... - mi madre entra en la habitación. - ... un momento, Bruno.
Dejo a un lado el teléfono y me acerco a mi madre.
- Dime.
- ¿Con quién hablas? - típica pregunta de madres.
- Con un amigo, había quedado con él ahora, pero como has llegado, pues quedaremos otro día...
- ¿Qué? Anda ya, vete con él, si yo vengo muerta de cansancio. - dijo ella.
- ¿Segura?
- Segurísima. Así duermo en tu cama un rato.
- Vale mamá.
Y, dicho esto, vuelvo a coger el teléfono.
- ¿Sigues ahí? - pregunto yo.
- Sí.
- Olvida lo de mi madre, ven ya a por mí.
- Pero...
- Que vengas a por mí. - dije cortándole, y colgué.
Mientras esperaba, bajé y vi a mi hermana tumbada en el sofá.
- ¿No vienes o qué?
- Me duele un poco la barriga, creo que me quedaré en casa.
- Pues vaya...
Fui a la cocina y cogí una lata de coca cola. Me la bebí y llamaron al timbre. Abrí y allí estaba Bruno.
- Hola. - dijo él.
- Hola. ¿Vamos?
-¿Y tu hermana?
- No viene, le duele la barriga.
- ¡Que te mejores! - gritó él.
- ¡Gracias! - contestó ella desde el salón.
- Bueno, ¿nos vamos ya o qué? Jajaja. - dije yo.
- Venga, vale.
Y salimos de la casa. Llegamos donde habíamos quedado los demás y no llegaba nadie. Bruno los llamó, y todos decían lo mismo: Lo siento, no puedo quedar. O cualquier excusa así.
- Vaya, parece que solo quedamos tú y yo.
- Sí...
- ¿Y a dónde vamos?
- Pues dónde quieras.
- ¿Vamos a un café?
- Vale.
Así que fuimos a un café al centro, cuando por el camino, por un callejón, se nos cruzó un hombre vestido todo de oscuro.
- Vaya, qué monada de chica, ¿cómo te llamas?
¿Era a mí? ¿Quién era ese?
- Déjála.
- O si no, ¿qué? ¿Me vas a pegar? - dijo en burla, cuando le empujó y lo apartó de mí. Del empujón lo tiró al suelo, entonces él me cogió por la cintura.
- Vámonos. Tengo un piso bastante bueno y espacioso para ti y para mí.
Entonces, alguien le dio un puñetazo a ese imbécil que lo dejó en el suelo. Levanté la vista y lo vi. No podía creer lo que tenía delante. ¿Qué hacía allí? En un momento de duda, miré a Bruno, quien estaba inconsciente en el suelo, probablemente del golpe.
- Vamos, Isa, corre. - dijo él.
Pero mi cuerpo no respondía. Estaba ahí clavada, mirándolo a él, luego a Bruno, y así sucesivamente. Entonces volví a escuchar aquella voz.
- Isa, si no te das prisa se levantará y volverá a intentar llevarte.
Miré a el hombre y vi que tenía razón. Estaba empezando a intentar incorporarse. Miré a Bruno una última vez, y miré a él, quien tenía su mano tendida para que se la cogiera. Dudosa, se la cogí. Y así, nos fuimos corriendo. Él y yo. Álvaro y yo.
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Bueno, ¿qué os pareció el capítulo? ¿Os gustó? Eso espero(:
Deciros que siento muchísimo tardar tantísimo en publicar, pero por mi cumpleaños (que fue este domingo), me regalaron una Blackberry, y estoy superenganchada. *-*
Espero que os haya sido merecida la espera.
Intentaré publicar cuanto antes.
Un beso, LoQiiTa.
jueves, 29 de septiembre de 2011
Capítulo 23.
3 meses después..
.Isa.Instituto. Rutina que me aburre completamente. Pero dresgraciadamente así es. El verano acabó, y eso conlleva a un nuevo curso. Aunque todavía me cueste trabajo seguir las clases, ya que son en Italiano, algo es algo. Durante el verano di clases intensivas de Italiano, y ahora lo domino bastante bien. Esta ciudad es preciosa. No es muy conocida, pero es muy bonita, aunque es muy distinta a mi verdadero hogar... Aún recuerdo cuando mi padre llegó a mi casa a recogerme... había tanta tensión...
- Hola, Isa. Cuánto has crecido... - dijo mi padre, mirándome de arriba a abajo.
- Hola, papá. Sí... he crecido. - dije para no quedar mal, aunque en realidad lo que deseaba decir era: Si te hubieras dignado a verme en estos años, puede que no te pareciera que he crecido tanto.
- Bueno, ¿vamos? Va a salir el avión.
- Vale, vamos.
Le dirigí una última mirada a mi hogar, y salí de allí...
Iba demasiado confusa, todo era demasiado raro. Me iba de España, mi país, mi hogar... Recuerdo que salí con lágrimas en los ojos, aunque ahora mismo, creo que estoy más feliz que en España. Al final, con Álvaro y Javi, no pasó nada...
- Bueno. - me levanto. - Estaréis contentos los dos. - dije en tono irónico. - Porque, aunque Álvaro lo haya contado, no arregla nada. Mañana me voy a Italia y, probablemente, no os vuelva a ver. - y dicho esto, subí a mi habitación y cerré la puerta.
Me encerré en mi habitación, y me tumbé en mi cama pensativa, con los sentimientos a flor de piel y con las lágrimas saltadas, aguantadas en mis ojos... No quería llorar. No, no por esto. ¿Por qué siempre me hago daño con lo mismo?
No sé cuánto tiempo pasó, pero escuché la puerta de mi casa abrirse y cerrarse. Uff, menos mal, parece que ya se han ido, así que bajaré a beber un poco de agua. Bajé, y vi que todavía estaba allí Álvaro. Él se levantó y empezo a caminar hacia mí. Iba a hablar, pero cuando fue a abrir la boca, le corté.
- No, Álvaro, no digas nada, creo que ya está todo bien claro.
- No, Isa. No está nada claro. Quiero explicarme...
- ¿¡Qué vas a explicar!? ¿¡Que me mentiste!?
- Te mentí para que no te hiciera daño...
- Pues, tal vez, si me lo hubieras contado, hubiera sido mejor, ¿no? Vale, sí, solo he estado sin ti un día, pero, ¿sabes cómo he pasado ese día? Y además, si no me tuviera que ir, esto seguiría igual, sin ti... No, Álvaro, no tiene explicación.
- Pero, Isa, él dijo que te haría daño, no podía dejar que te hiciera nada. Lo hice por tu bien...
- Sí, por mi bien, pero el daño está hecho...
No me había dado cuenta de que conforme él hablaba, se acercaba a mi, hasta que me dejó acorralada entre él y la pared.
- Vete, por favor... - le dije yo.
- ¿Qué? - dijo con un tono de voz apenado.
- Que te vayas... - dije yo con las lágrimas saltadas, aunque una ya caía por mi mejilla.- Vete, necesito terminar las maletas y...
- Entonces, ¿esto es el fin? - dijo él, cortándome.
- Sí... - dije intentando parecer decidida.
Entonces, se acercó y me dio un último beso. Fue corto, cuidadoso, pero más que amor llevaba pena, mucha pena... Fue el beso de despedida. Álvaro se separó de mí.
- Adiós, Isa...
Y se fué.
Todo acabó así, al día siguiente yo me marchaba, y no supe más de él, ni siquiera ahora. Lo borré del tuenti, pensé que si lo tenía agregado sería peor... Vine aquí demasiado negativa... Eva me llamó la noche anterior de irme a Italia, cuándo se enteró de que me iba...
- ¿Si? - dije contestando al teléfono.
- Hola. ¿Cómo estás? - dijo Eva.
- Pues bien... ¿Y tu?
- ¿Yo? Pues bien... quitando lo de Javi, estoy bien.
- Me alegro. - dije, mientras pensaba todo lo que pasó con Javi...
- Es que, te llamaba porque... me enteré de que te ibas y eso...
- ¿Y cómo te has enterado?
- Bueno... digamos que vi el estado de Álvaro, le pregunté que qué pasaba y me estuvo contando.
- ¿Qué estado tiene Álvaro? - dije confundida.
- Tiene puesto... espera, me meto en su perfil y te lo digo, que estoy conectada.
- Vale.
- Espera...
Se escuchó el tecleo de su ordenador y, después de una pausa, dijo:
- Aunque todo haya acabado y te vayas, siempre te querré. Te echaré de menos... Eso pone.
Sentí un pinchazo en el pecho. Yo le quiero, y sé que él me quiere, pero es mejor lo que he hecho...
- Vaya... entonces te contó por qué me iba y eso, ¿no?
- Sí, me lo contó.
- Bueno, Eva, te dejo que tengo que terminar de hacer las maletas y eso. - mentí. Simplemente no tenía ganas de hablar por teléfono.
- Vale. Ya si eso te llamo otro día, ¿ok?
- Vale, un beso.
- Adios, besos.
Y colgué yo.
Suena el timbre. Se acabaron las clases por esta semana. Al fin, viernes. Me dirijo a mi taquilla, recojo un par de cosas, y cuando la cierro alguien me asusta por detrás.
- ¡Buuuu!
- ¡Aaaaaah! - grité. - ¡Bruno! ¡Menudo susto me has dado!
- Eso es lo que pretendía. - dijo mientras sonreía. Bruno era guapo, no estaba mal... digamos que si me pidiera salir con él, no le diría que no. Es mi mejor amigo. - ¿Qué haces esta tarde?
- Pues no sé. - dije yo. - Supongo que haré hoy la tarea para tener el fin de semana libre y...
- Para. - dijo él. - Eso de hacer hoy la tarea, nada. La tarea, se hace el domingo, hoy se sale. ¿Qué te parece ir a dar un paseo a las 5 y media?
- Mm... - dije, intentando parecer pensativa. - Bueno, supongo que no tengo nada que hacer.
- Genial. ¿Aviso yo a los demás?
- Vale.
- Bueno, pues os recojo a ti y a tu hermana a las 5 y media, ¿vale?
- Ok, luego te veo.
- ¡Adiós! - dijo mientras se alejaba.
Mi hermana se juntaba con nosotros, bueno, más bien yo me juntaba con ellos. Solo es un año y medio mayor que yo, y ella se juntaba con gente de mi edad, no sé por qué, el conque es que yo me junto con ellos también. Fui a la puerta del instituto, donde la esperaba, cuando me la encuentro morreándose con su querido novio, Damian.
- Ejem, ejem. - hice, intentando hacerme notar para que pararan, cosa que sirvió para que pararan.
- Ah, hola, Isa. - dijo mi hermana mientras se colocaba un mechón de pelo detrás de la oreja.
- Hola, Susi. - dije yo. Tenía puesto el nombre de mi madre... cosa que también me recordaba a ella. Desde que me fui, aún no la he vuelto a ver... - ¿Nos vamos?
- Sí. - dijo. Ahora se dirigía a Damian. - Me voy, mi amor, nos vemos esta noche en tu casa.
- Sí, te esperaré a las diez.
Y seguido de otro empalagoso beso, porque todos eran igual, de estos demasiado brutos y asquerosos para mi gusto, ella dijo:
- Te quiero.
Y por fin, salimos del instituto. La verdad es que Damian no me gustaba mucho para ella. No por nada, simplemente porque es un macarra, que le lleva dos años, que fuma, y que la lía demasiado. Aunque bueno, mi hermana no se queda atrás... la lía y eso, pero no fuma y tampoco es demasiado macarra. En realidad, en ocasiones, parece que es ella más mayor que yo. Me llevaba bastante bien con ella, a pesar de tanto tiempo sin estar juntas. Lo cierto es que nos parecemos bastante.
- Bueno, ¿qué planes hay para hoy? - preguntó ella.
- A las 5 y media nos recoge Bruno para ir a dar una vuelta.
- Vale. Yo supongo que en vez de volver a casa iré del tirón a casa de Damian.
- A saber lo que vais ha hacer hoy...
- ¡Eh! Solo vamos a ver una película...
- Claro, solo una película... - dije yo. - Bueno, pues entonces le diré a Bruno que me acompañe hasta casa, ya que la señorita ya tiene planes.
- Sí. Oye, una pregunta, ¿tú tienes algo con Bruno? - dijo con tono pícaro.
- ¿Yo? ¿Algo cómo?
- No te hagas la tonta, hermanita.
- No te entiendo.
- ¡Que si estás con él!
- ¿Qué? - dije incrédula. - ¿Qué te hace pensar eso? Solo somos amigos, nada más....
- ¿Segura?
- Segura. - dije y, después, suspiré.
Al rato, Susi dijo:
- ¿Y te gusta?
- ¿Que si me gusta qué?
- ¡Bruno! De verdad, hoy estás un poco atontada, ¿eh?
- Ay, déjame...
- Contéstame.
- No me gusta. Bueno... puede que un poco... no sé. Es mi mejor amigo... Es muy buena persona, cariñoso, gracioso, guapo...
- Para, que se te va a caer la baba, hermanita. - dijo divertida. - Con eso ya me sirve para saber que te gusta.
- He dicho que no me gusta...
- Claro, y yo he dicho que solo iba a ver una peli con Damian.
Y dicho eso, me guiñó el ojo y entramos en la casa. No me había dado cuenta de que habíamos llegado. Como de costumbre, la casa estaba vacía. Mi padre solo estaba en casa por la noche, y bien tarde, ya que trabajaba mañana y tarde.
Comimos y me conecté al Facebook, ya que mis amigos no tenían tuenti. Estaba Bruno conectado y, en seguida, me salió la señal de que me había hablado.
- Hola;)
- Buenas!(:
- Como esta mi amiga del alma?:D
- Pues muy bien, y el señorito?
- Bastante bien. Te propongo un plan?:O
- Otro plan? x)
- Si, otro plan! No te apetece? ¬¬
- No, no, tu cuenta;)
- Pues mira, te propongo que despues de dar la vuelta, vayamos tu y yo a ver esa peli que se estrenaba hoy que tenias tanta ganas de verla!
- Pero si esa peli no te gusta...
- Ya, pero si no, con quien ibas a ir?
- Es verdad... la verias por mi?:')
- Por ti eso y mas(:
- Oooh.. :$
- Bueno, si o no?
- Claaaaro que si:D
- Pues ahora despues me paso por tu casa. Adios!(:
- Bye!
Y me desconecté. Vaya, este día promete. Me preparé y cuando me di cuenta, eran las cinco y veinticinco, Bruno estaba a punto de llegar. Fui a beber agua a la cocina y cuando terminé, llamaron a la puerta. Fui corriendo a abrir, pero antes me miré en el espejo. La verdad es que me había puesto demasiado mona. Iba con un vestidito corto de flores, bastante bonito, aunque demasiado fresco para la noche, aunque da igual, aguantaré. Llamaron de nuevo.
- ¡Abre ya! ¡Que yo bajo dentro de nada! - me gritó mi hermana desde su habitación.
- ¡Voy!
Y abro la puerta. Lo que no esperaba era lo que me iba a encontrar detrás de ella.
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Aquí lo tenéis. Al fin conseguí publicar. Espero que os guste.
Lo cierto es que estoy orgullosa de este capítulo, a mí me gusta, además lo hice larguito(:
¿Os ha gustado? Pues el siguiente será igual o mejor.
Por cierto, ¿os dejé con la intriga? Lo siento... jajaja es que me gusta dejaros así... jajaja
Besos(:
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