Me quedé paralizada. Estaba en mi mundo, pensando... hasta que algo me sacó de mi mente.
- Encantado, soy Álvaro. - dijo él.
- Yo Isa. - contesté, tímida.
- Oye, Isa, ¿no tienes que sacar al perro? - dijo mi madre. Como siempre, buscándome algo que hacer...
- Sí, mamá.
- Pues llévalo a pasear un rato. Que te acompañe Álvaro si quiere.
- Por mí, la acompaño. - dijo él.
- Pues venga, Isa, antes de que haga "sus cositas" en casa.
- Sí, mamá...
Le puse la correa y fuimos a darle el paseo por el parque. Yo no sabía qué decir. Íbamos en silencio hasta que él lo rompió.
- Y, bueno, ¿a qué curso vas?
- Voy a tercero de la E.S.O, ¿y tú?
- Al mismo. ¿Cuántos institutos hay aquí?
- Sólo uno.
- Pues entonces, lo más seguro es que me toque en tu clase.
- Es verdad. Bueno, ¿de dónde vienes?
- Venimos de Portugal.
- Guau, fuera de España. ¿Te gustó?
- Pues, no está mal, pero sentía que no era mi sitio. Digamos que no "encajaba" bien.
- ¿Y qué estuviste haciendo estos diez años?
- Pues, ir al colegio y al instituto, estudiar y estudiar y estudiar... más o menos como tú, supongo.
- Pues sí.
Seguimos andando y al final llegamos a mi casa de nuevo. Nada más llegar, Friskys, el perro, fue directamente al bebedero a hartarse de beber agua. Nosotros entramos al salón, donde estaban nuestras madres, y mi madre dijo, feliz:
- ¡Chicos! Al fin llegáis. ¿Sabéis qué?
- ¿Qué? - contesté yo.
- Isa, se van a quedar aquí Álvaro y Carmen.
- ¿En serio? - contestó él.
- Sí. - dijo Carmen. - Como mi trabajo está cerca, y tú vas a ir al mismo instituto que Isa, a Susana no le importa que nos quedemos.
- Eso es genial. - contestó Álvaro, con un tanto entusiasmo.
- Bueno, nosotras vamos a hacer la comida. - dijo mi madre. - Isa, enséñale su cuarto a Álvaro y que vaya colocando sus cosas.
- ¿Cuál va a ser su cuarto, mamá?
- El que está al lado del tuyo.
- ¡Vale!
.Álvaro.
Subimos las escaleras. Llegamos a mi nuevo cuarto.
- Bueno, este es. Sé que no es nada del más allá, pero bueno... Será cuestión de que lo decores a tu gusto. - me dijo Isa.
El cuarto estaba pintado con un color verde claro. Había dos camas pequeñas, de las cuáles en una dormiría yo. Había una mesita de noche con una lámpara entre las dos camas, y una mesa grande con algunas fotos y lapiceros. Una mesa perfecta para colocar el portátil, y para hacer la tarea.
- Está bastante bien. Demasiado, con lo rápido que ha sido todo. - dije yo.
- Bueno pues lo que necesitas saber... ya lo sabes... ¡Ah, espera! El cuarto de baño lo tienes en frente. Ya colocas tú tus cosas a tu ritmo si eso. Ahora vuelvo.
- Vale.
Salió por la puerta. Isa. Probablemente la chica más preciosa que he visto en mi vida. De estatura media, pelo liso, castaño, que le llegaba por debajo de los hombros. Un bonito flequillo hacia el lado, y con ojos castaños claros, al igual que su pelo. Preciosa. Por lo poco que he pasado con ella, parece una chica un poco tímida, pero será cuestión de conocerla.
Llegó por la puerta con un juego. ¿Un juego ahora?
- ¿Sabes jugar al twister? - preguntó ella.
- Mm... creo que sí.
- Genial. - dijo entusiasmada.
- ¿Pero no vamos a comer pronto?
- Da igual. - dijo ella con una sonrisa.
Sacó la alfombra de la caja y la colocó en el suelo.
- Sé que es antiguo el juego, pero pensé que así nos reiríamos un rato. - dijo ella.
- Venga. ¿Quién empieza?
- Espera, primero quítate los zapatos, que si no se mancha.
Empezamos a jugar, hasta que estábamos los dos a puntos de caernos. Yo estaba boca arriba, con las piernas y los brazos cruzados. Y ella estaba boca abajo, con las piernas y los brazos cruzados, igual que yo, solo que a ella le faltaba poco para caerse.
- Venga, te toca darle a la ruleta. - le dije yo.
- Me voy a caer como me mueva. - dijo ella.
- Ah... se siente. - dije yo, con tono maligno, pero jugando.
Entonces fue cuando se cayó encima mía. Cayó tumbada encima mía, y por el pesó yo me caí también.
- ¡He ganado! - dije yo.
- De eso ni hablar, tu te acabas de caer también.
- ¿Y qué? Tú te has caído antes que yo, así que tu has perdido y yo he ganado.
- Quiero la revancha. - dijo enfurruñada.
- Eso será después de comer.
Le guiñé el ojo y rió. No sé por qué, nos entró la risa tonta y nos empezamos a reír los dos. Nos callamos y nos quedamos mirando mutuamente. Ella era tan preciosa y tan divertida...
.Isa.
Nos quedamos mirándonos un buen rato. Yo me fijaba en él. Era tan perfecto... con esa sonrisa que te quita el aliento...
- ¡Chicos! ¡A comer! ¿Qué estáis haciendo? - dijo Carmen, que no nos dimos cuenta que estaba en la puerta hasta ahora.
- Mamá, estábamos jugando... - empezó a decir Álvaro avergonzado.
- ... al twister. Y nos hemos caído. - terminé yo.
- Bueno, pues recoged ya, que se va a enfriar la comida. - dijo Carmen.
Se fue. Entonces me levanté y acto seguido se levantó él. Doblamos la alfombra entre los dos y la guardamos en la caja. Íbamos a bajar a comer cuando me dijo:
- ¿La revancha después de comer?
- Claro.
Mas, quiero, Mas.¿Como me puedes dejar así?jajajajaj... Cuídate, nos vemos. Besos.
ResponderEliminarAny
Hola wapisima, nada mas paso a decirte que tienes un premio en mi blog ;)
ResponderEliminarAny